El potentado fútbol europeo calibra la distancia contra el del resto del planeta en el Mundial de Clubes
La distancia entre los clubes más ricos del Viejo Continente respecto a los de Sudamérica es enorme, y abismal si se compara con los más modestos de otras regiones


Una reflexión se ha extendido en los mentideros del millonario Mundial de Clubes que concentra entre la Costa Este y Oeste de Estados Unidos a los 32 mejores equipos del mundo, según el ránking FIFA elaborado con los resultados obtenidos en los últimos cuatro años en sus respectivas competiciones continentales. La cavilación, de la que también es partícipe el mismo presidente de la FIFA Gianni Infantino, toca de lleno en una de las grandes aristas que presenta el rompedor torneo en el que espera se convierta el dirigente ítalo-suizo y también los clubes.
Este Mundial que arranca este sábado (hora local) será una vara de medir la distancia entre los clubes de la rica Europa y el resto del mundo, con los seis conjuntos sudamericanos a la cabeza (Boca Juniors, River Plate, Flamengo, Fluminense, Botafogo y Palmeiras) como celadores de aquella enconada rivalidad que forjó entre los clubes de un lado y otro del Atlántico la Copa Intercontinental entre los años 60 y principios de los 90 del siglo pasado.
“Los favoritos, en principio, creo que serán, principalmente, los equipos europeos. No tengo ninguna duda de que si los jugadores sudamericanos estuvieran en Brasil, en Argentina o en Uruguay, tendrían más posibilidades los equipos americanos, sudamericanos, centroamericanos… incluso los africanos también”, reflexionó recientemente Luis Enrique, técnico del PSG campeón de Europa, ante los medios de la organización. “Pero es evidente que los equipos europeos jugamos con ventaja en ese sentido, porque tenemos lo mejor de Europa, pero también lo mejor de África, de América, de Asia”, matizó el preparador asturiano. Solo entre los 12 equipos europeos amasan 46 jugadores sudamericanos con el Atlético de Madrid a la cabeza con ocho de ellos.
El razonamiento de Luis Enrique apunta directamente a la brecha económica abierta entre el fútbol europeo de primer nivel y el resto del planeta fútbol. El valor medio de mercado de las plantillas de la docena de clubes europeos clasificados para el torneo, según la web especializada Transfermarkt, asciende a 714 millones de euros. La cifra cuadriplica la de los sudamericanos (144). Solo el valor de mercado del Salzburgo, el europeo con menos valor de mercado (152) sería tercero en el escalafón sudamericano, solo superado por el Palmeiras (238) y Flamengo (220) brasileños. River (114) y Boca (78), los dos grandes iconos argentinos incluso dan síntomas de haberse estancado respecto a sus directos competidores brasileños. “Los europeos tienen la presión y tienen que defender su prestigio. Europa tiene otro tipo de realidad y el fútbol sudamericano, con la excepción de Brasil, siempre tiene que buscar la manera de llegar a tope haciendo magia con las cuentas”, apunta Juan Pablo Sorín, excapitán de la selección argentina y exjugador de River Plate, Juventus, Barcelona y Cruzeiro, entre otros.
“Creo que el calendario de alguna manera favorece al fútbol sudamericano, porque aún están compitiendo en la Libertadores, y al de Centroamérica, porque los mexicanos estaban con sus eliminatorias, mientras los europeos ya han acabado”, aclara Sorín. “Después, a nivel técnico, la batalla más linda, los equipos europeos son selecciones mundiales”, advierte Sorín, aunque no esconde que Franco Mastantuono, el reciente fichaje del Real Madrid pero que jugará el campeonato estadounidense con River Plate “es un escándalo” y que Estevao (Palmeiras) “es como un muñeco de dibujos animados que está trazando su camino con gambetas”.
El poderío económico del fútbol europeo capta y compra talento en un caladero que no cesa de engendrar talento. “Los equipos argentinos son desmantelados, no duran ni un año, puede que hasta seis meses. Desde la Ley Bosman hay un desmantelamiento”, explica Ángel Cappa, que fue pareja de banquillo de Cesar Luis Menotti en la selección argentina y de Jorge Valdano en el Real Madrid. La cuestión es si a los clubes sudamericanos participantes les dará con la competitividad que se les presupone. “Los equipos sudamericanos tienen un plus de estado de ánimo, de una fuerte personalidad que emplean para agrandarse ante la adversidad. Van a jugar con todo su orgullo”, vaticina Cappa.
El Mundial de Clubes también pasará examen a la evolución de los conjuntos de la MLS que abanderan Leo Messi (Inter Miami) y Sergio Ramos (Monterrey). El Ulsan y el Urawa como representantes de dos países (Corea del Sur y Japón) que más invirtieron en tratar de desarrollar su fútbol a principios de siglo pasado, incluida la organización conjunta del Mundial 2002, también serán testados.
Los millones de Arabia
El foco también estará en lo que pueda ofrecer el Al-Hilal como representante del activo huracán millonario saudí que ha echado una mano a la FIFA con mil millones de dólares para la organización del campeonato, tras entrar en el accionariado de DAZN, tenedora de los derechos de retransmisión del campeonato. También los africanos serán testados, el Al-Ahly egipcio, poseedor de una entusiasta hinchada; Sudáfrica, otra nación que también pretendió el crecimiento de su nivel con la organización de la Copa del Mundo conquistada por España en 2010, querrá demostrar su valía. Hasta a qué ritmo progresa el fútbol en las antípodas que defiende el Auckland City neozelandés, señalado como una de las cenicientas del campeonato.
“El torneo es una gran oportunidad para sorprenderse con otros continentes, que se piensa que no están al nivel y terminan sorprendiendo a los europeos o a los sudamericanos como ya sucedió en el Mundial anterior”, concluye Sorín.
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