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Crece en el PP la presión por una moción de censura a las puertas de su congreso

Feijóo la descarta de momento, pero el debate interno bulle con barones y cuadros medios apremiando a dar pasos

El presidente del Partido Popular Alberto Núñez Feijóo, este jueves durante la rueda de prensa en la sede de su partido en Madrid. EFE/ Sergio PérezFoto: SERGIO PEREZ (EFE)
Elsa García de Blas

“Si yo fuera Feijóo, ya no celebraba ni el congreso del PP... ¡Con esta montaña de basura, ya no le hace falta!”, ironiza un dirigente territorial del Partido Popular resumiendo el sentir de una parte de la formación tras el demoledor informe de la Guardia Civil sobre el caso Cerdán, que ha puesto al Gobierno contra las cuerdas. La voladura es tan fuerte para el PSOE que el PP está convencido de que Pedro Sánchez ya tiene escrito su epitafio político. La crisis de los socialistas eclipsa todo, también el congreso popular que se celebra en tres semanas. Pero esa cita, que obliga al partido a mirar hacia dentro, ya había reactivado el debate interno sobre la estrategia en medio de una fuerte ansiedad en la derecha por desalojar a la izquierda de La Moncloa. Ahora, después de escuchar las grabaciones de los dos exsecretarios de Organización del PSOE y un asesor ministerial repartiéndose las mordidas y las prostitutas, crece la presión interna para que Alberto Núñez Feijóo propine la estocada definitiva a Sánchez. Aunque el líder apuesta por esperar, la discusión sobre la moción de censura se abre paso en el PP.

“Entiendo las reservas de Feijóo para no presentar una moción... pero las bases le van a apretar mucho. Ya lo están haciendo, de forma brutal”, apunta un barón popular conocedor del debate de puertas adentro. Otros barones y cuadros intermedios creen también que es el momento de “ir con todo”. Los chats del partido echan humo con discusiones sobre qué hacer, divididos entre quienes creen que hay que intentarlo y quienes apuestan por esperar. “El cuerpo me pide una moción de censura, yo lo haría”, ha instado la expresidenta de Madrid Esperanza Aguirre, la madre política de Isabel Díaz Ayuso, que pide al líder popular que la registre comprometiéndose a ir a elecciones. Feijóo, por ahora, no lo ve.

El jueves, después de que Sánchez compareciera en Ferraz para pedir perdón y anunciar una auditoría de las cuentas del PSOE, el líder del PP volvió a reclamarle la convocatoria de elecciones desde la calle Génova. El problema es que no era una novedad, porque lleva haciéndolo casi desde el primer día de la legislatura.

Antes del informe Cerdán el PP ya había elevado al máximo el tono de su oposición. Feijóo llamó “capo de la mafia” a Sánchez hace una semana, antes de conocer que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, era presuntamente el jefe de una organización criminal para repartirse mordidas a cambio de adjudicaciones de su Gobierno, según la Guardia Civil.

La secuencia es llamativa porque los tiempos encajan casi de forma perfecta. Los populares salieron el pasado domingo a la calle en una protesta con el lema “mafia o democracia”, solo un día antes de que el juez procesara al Fiscal General del Estado y solo cuatro días antes de que detonara la bomba de Cerdán.

Manifestación PP Plaza de España con Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso contra Pedro Sánchez y la corrupción del PSOE por el caso Leire Díez

Casualidad o no, el caso es que Feijóo ya se estaba “ayusizando”, interpretan en algunos centros de poder popular, coincidiendo con los prolegómenos de su congreso interno. En este tipo de citas los líderes suelen marcar perfil ideológico para contentar a las bases. Pero, además, Feijóo tenía la presión de Isabel Díaz Ayuso, que venía haciendo lo mismo con maniobras de mucho eco, como su plante en la Conferencia de Presidentes por el uso de los pinganillos para las lenguas cooficiales. En el entorno de la presidenta veían además a Feijóo falto de ideas ante ese cónclave y reclamaban “políticas ideológicas” para pelear contra la izquierda.

El congreso popular empezaba a caldearse, también, con una tensión soterrada entre el PP de Madrid y Génova por las primarias. El líder pretende modificarlas para restringir el peso del voto de la militancia, algo que no comparte Ayuso. Bajo los focos, estos días se ha estado negociando un modelo intermedio para evitar el choque, pero fuentes conocedoras de estas conversaciones avisan de que, tal y como está en estos momentos el borrador de la ponencia de estatutos, no hay acuerdo.

La ventaja para Feijóo es que toda esa tensión se diluye ahora ante la grave crisis del PSOE. La propia Ayuso sabe que, con la que está cayendo al otro lado, nadie entendería en el PP que agitara el cónclave. En todo caso, el líder del partido sigue presionado por el ala más derechista y también por Vox para seguir moviéndose. “El señor Feijóo no tiene que escuchar a Vox, tiene que escuchar a los españoles, y presentar una moción de censura”, clama Santiago Abascal.

La realidad es que una vez subidos todos los peldaños de la escalera, con el regreso a las calles y el discurso de la mafia, a Feijóo solo le queda la bala de la moción contra Sánchez.

Alberto Núñez Feijóo, durante su intervención en la manifestación contra el Gobierno celebrada en Madrid el 8 de junio.

El líder del PP no quiere presentarla ahora porque cree que fracasaría y eso reforzaría a Sánchez. Su estrategia consiste en esperar y presionar a los socios del PSOE para que se sientan cada vez más incómodos sosteniendo a Sánchez. En esa táctica coincide todo el partido, aunque algunos dirigentes territoriales echan en falta que muestre más disposición a llevarla adelante si hay algo de agua en la piscina.

En cambio, el análisis más frío de otros líderes territoriales de Gobierno es que, aunque lo pida el cuerpo, lo mejor es evitar ese movimiento “para no quitarle el foco a la crisis del PSOE”. “Una moción de censura con Junts y Podemos es una lotería. No saldría, el PNV no nos va a votar nunca”, remarca un presidente autonómico de peso del PP.

El problema del PP es que Vox actúa como un factor tóxico para el resto de partidos que podrían respaldarla, como el PNV o Junts. Y que las relaciones de los populares con los independentistas catalanes y vascos pasan por uno de sus peores momentos tras el conflicto por las lenguas cooficiales.

“¿A quién le interesa el debate sobre la moción de censura?“, se pregunta otro dirigente territorial del PP. ”Solo al PSOE y a Vox. A unos porque les saca del foco, más bien distrae un poco la atención, y a otros porque les mete”, razona. “Ahora no es el momento de centrar el debate en cómo se construye la alternativa, sino en las causas y consecuencias del problema que Sánchez ha creado. Nosotros tenemos que ser cautos y responsables, no se nos puede ver ansiosos”.

El debate sigue vivo en el PP, desde la percepción de que todavía quedan capítulos peores para Sánchez, que no ha salvado la situación con su petición de disculpas y la auditoría de las cuentas. “Esto es típico de todo Gobierno en declive, negar la realidad y luego darse de bruces con ella. Nos pasó a nosotros”, recuerda un dirigente que formaba parte del equipo de Mariano Rajoy cuando el expresidente fue desalojado del poder tras la sentencia del caso Gürtel. Rajoy se negó a dimitir y Sánchez lo desalojó del poder con una moción de censura con apoyo del PNV. “Además, esto no va a parar”, advierten en el PP. “Hay dos discos duros más de información, y Koldo se está pensando si colaborar, como Aldama. En cuanto haya algo que implique al presidente de alguna manera, porque conociera esto o lo otro, se acabó”, augura un dirigente. “Solo hay dos opciones: o moción de confianza o elecciones”.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.
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